Escribimos cuando todavía la polvareda de la campaña electoral no se asienta, cuando la inmediatez de la adversidad nubla la reflexión profunda. Las horas que siguen son fundamentales, lo que aquí se haga decidirá el futuro de todos nosotros, del gobierno y de la sociedad. Es necesario pensar, pasó el tiempo de la improvisación, de la reacción intempestiva, es la hora de la reflexión. Los resultados de las elecciones indican que algo se está haciendo mal, muy mal, es necesario hurgar tras los errores cometidos, para su corrección. Veamos.
El gobierno necesita reinventarse, renacer sobre la corrección de errores, esa es la única manera de recuperar la iniciativa estratégica perdida.
Fallaron los consejeros. Lo primero que debe hacer un Presidente, y más si es revolucionario, es rodearse de excelentes consejeros, éstos son aquellos cuya existencia no está ligada a su permanencia en el gobierno, gratuitos y revolucionarios, de buena voluntad, que pueden decir, criticar sin correr el riesgo de la proscripción. Sin dudas, de la calidad de los consejeros dependerá la calidad del gobierno. Giordani alertó sobre estos equipos asesores.
Entre todos los consejeros posibles hay uno que es el rey, el imprescindible, se trata de la realidad, ésta tiene la última palabr; por sobre los actos, la televisión, las encuestas, ésta es el supremo juez. Un Presidente que consiga leer la realidad sin prejuicios adquiere la estatura de un estadista.
Y este es el segundo punto, leer la realidad de las elecciones. Se observa ya en las primeras horas una evasión a la autocrítica, se sigue imputando la falla a una "guerra económica" nunca bien estudiada, nunca bien encarada, sin enemigo visible. El gran culpable, la ideología socialdemócrata que guía las acciones, no se identifica. El "dakazo", los taxis, las "expo", los coqueteos con los empresarios, la entrega de la Faja, el regalo grosero de miles de carros no se relacionan con el resultado del 6. Se estudia la realidad con la misma lógica que dio origen al fracaso, la lógica clientelar, la ideología que se impuso en el gobierno, comprar el alma de la masa. Así, se atribuye la derrota a que no se pudo proveer con suficiencia. No se ubica la falla en la ideología mercenaria, no se analiza la conciencia egoísta que el gobierno creó, de esta manera se sigue en el mismo escenario del fracaso.
El gobierno lució errático, poco creíble, incoherente, no podía ser de otra manera: un gobierno que debía ser chavista, socialista, revolucionario, se corre hacia el capitalismo en la práctica y pretende quedarse con el mismo discurso revolucionario del pasado; por supuesto que la contradicción salta a la vista en cada momento, el oportunismo, el tecnicismo se come la estrategia, y así el gobierno da tumbos, recordemos que al final de la campaña no se hablaba de Socialismo sino de "democracia participativa", y hoy después de los resultados se proclama un triunfo de la democracia, de una falsa paz. Y el Socialismo volvió a los sótanos de los archivos muertos.
La medida fundamental en esta empresa de repotenciación del gobierno es recuperar la ideología socialista (de verdad, verdad) en la teoría y en la práctica, volver a Chávez, al Plan de la Patria, el original. Tener la seguridad de que sólo así se derrotará a la conciencia egoísta, mercenaria, que produjo la migración de millones de voluntades que alguna vez fueron chavistas.
En las próximas horas hay dos peligros que dejarían al gobierno, a la Revolución condenados al laberinto, a la derrota definitiva: la falta de autocrítica y la tentación del pacto con la derecha externa, brazo político de la burguesía. Los dos peligros son consecuencia de la soberbia y el pragmatismo, de querer permanecer a cualquier precio; ya ramos allup amenaza con que el gobierno no llega al final de su mandato, busca llevarlo al terreno de la pequeña política, de la trácala.
Reinventarse no es fácil pero es imprescindible, tómese esta derrota como dolores de parto que anuncian un renacer, ya la etapa de la socialdemocracia, de la democracia burguesa se agotó. El gobierno tiene la magnífica oportunidad, es el llamado a conducirnos por el camino del Socialismo, de volver a Chávez. El Presidente, en las últimas horas de la campaña, parece que cayó en cuenta del error, con aquel que le pedía que le equipara la casa que le acababan de regalar. El Presidente sintió el aliento del monstruo que habían creado. Ojalá sigan por el camino de la autocrítica al "pedir, pedir", y decidan fortalecer la parte más importante de la economía, la conciencia del deber social.
La gran tarea del chavismo es dejar atrás las lisonjas, acompañar al gobierno en la difícil tarea de la rectificación; criticar, dejando claro que el gobierno no tiene otro camino que abandonar el campo reformista y avanzar hacia el Socialismo. Si lo hace cuente con todo nuestro apoyo y la voluntad de luchar contra la socialdemocracia esté donde esté.