Los trabajadores luchamos por la Paz, la Justicia Social y la Democracia
Venezuela vive momentos de muchísima tensión y los trabajadores organizados no podemos ser impasibles ni quedarnos callados. El levantar nuestra consigna de “salario, democracia y libertad” nos compromete a unir y conjugar nuestras luchas por rescatar los derechos laborales conculcados y para hacer respetar íntegramente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, tanto en lo atinente a los derechos civiles y políticos como en sus postulados económicos, sociales y culturales.
Toda Venezuela sabe que el ganador de la elección presidencial del 28 de julio de 2024 no fue el candidato Nicolás Maduro, que la población mayoritariamente votó en contra de su reelección, que la tendencia principal y abrumadora de los votantes se inclinó hacia una candidatura opositora. Pero el CNE y el TSJ, en una burda maniobra antidemocrática, sustituyeron la legítima voluntad del pueblo expresada en las urnas por la decisión de instituciones controladas férreamente por el gobierno y por el propio candidato perdedor. La violación del artículo 5° de la Constitución es una agresión imperdonable contra nuestra condición como República y más aún contra la base de la democracia: el pueblo es quien determina los rumbos de nuestra nación.
Un mandatario gubernamental que ha demostrado abiertamente ser enemigo del pueblo y de las clases trabajadoras del campo y de la ciudad, tiene la intención de permanecer en el control del gobierno, violando de manera descarada el sustento constitucional de que “el poder reside intransferiblemente en el pueblo”, de que los gobernantes deben ser electos con la amplia participación popular en los comicios correspondientes. Frente a esta acción fraudulenta y esta impostura, los trabajadores rechazamos cualquier acto espurio, ilegal e inconstitucional que sirva de juramentación a una estructura de poder que, además de servir con extrema parcialidad a los intereses del capital, violenta flagrantemente la Constitución y las leyes.
Los venezolanos vemos con asombro e indignación cómo en la actuación del gobierno se han impuesto la represión en forma de razia, el encarcelamiento de las voces disidentes, el impedimento para hacer uso de las libertades públicas, la militarización de los espacios ciudadanos, en fin, el impulso del terrorismo desde el Estado para acallar el rechazo y la protesta que espontánea y naturalmente emanan de la población. La existencia de miles de presos por razones políticas habla de una cúpula gubernamental que para permanecer en el poder ha optado por la violencia y la ilegalidad. A quienes hoy poseen el monopolio de las armas de la República les hacemos un llamado a no violar en ninguna circunstancia el juramento que hicieron ante los símbolos de la patria de jamás utilizarlas contra el pueblo, sino para la defensa de nuestra soberanía, de nuestra independencia y de la vigencia plena de nuestra Carta Magna.
Nuestra experiencia en la lucha político-sindical nos ha enseñado que los objetivos de justicia social y de distribución de la riqueza se conquistan con esfuerzo y con tesón. Que la paz, para que sea verdadera, debe estar asentada no en las bayonetas sino en la búsqueda de concordancia entre los intereses contrapuestos que existen en la sociedad. Que lo establecido en las leyes, los convenios y los contratos colectivos requiere de la fuerza organizada de los trabajadores para hacerlo valer. En fin, nada nos es regalado graciosamente, más aún cuando patronos y gobierno se han confabulado para destruir todas nuestras reivindicaciones, el salario, las prestaciones y la seguridad social, entre otros derechos.
Por último, invocamos la fuerza de todo el pueblo y de los trabajadores en particular para hacer de la lucha pacífica y democrática el principal instrumento que pueda producir las urgentes transformaciones políticas, sociales y económicas. Se trata de conquistar el pleno respeto de la Constitución, de cancelar la enorme deuda social que se tiene con la población y los trabajadores venezolanos, y de edificar una gran unidad nacional para salir de esta tragedia, para poder reconstruir una Venezuela asentada en una verdadera y nueva democracia, en el progreso y prosperidad de todos y en un desarrollo de todas nuestras capacidades para engrandecer la nación y hacer respetar nuestra soberanía y nuestra independencia, en el concierto de las naciones del mundo.
¡LUCHAMOS POR SALARIO, DEMOCRACIA Y LIBERTAD!
Comité Nacional de Conflicto de Trabajadores en Lucha-CNCTL
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