Mientras esos lobos de la MUD andan disfrazados de mansos corderitos y engañan al mundo con mentiras de laboratorios; en el exterior las potencias occidentales se valen de cualquier ocasión para chalequear nuestra soberanía nacional. Definitivamente, los hechos están demostrando que a todas luces EEUU decidió reemplazar la vía diplomática, por el empleo de la agresión brutal. Golpear y replegarse, invocar dialogo y pontificar la agresión, son apenas una parte de ese arsenal de argucias para desestabilizarnos y fomentar el caos social. Y como si todo fuera poco, no conforme con todo el daño causado (veinte mil millones de dólares con el paro petrolero, y ahora más de doce mil millones con sus actos terroristas), el imperialismo norteamericano también tiene el tupé de ofrecerse como mediadores en una crisis inducida por ellos mismos, en complicidad con esos dinosaurios sobrevivientes del siglo pasado.
Queramos o no admitirlo, lo sensato es admitir que la procesión va por dentro, así el principal enemigo esté por fuera maquinando y financiando el macabro plan para derrocar la revolución. Y a tal grado llega el terrible daño causado por esta insolente conjura sin parangón en nuestra historia, que hoy Venezuela está montada sobre un peligroso barril de pólvora. ¿Acaso un chispazo y Ardería Troya?
¿A quién culpar y qué hacer para salir de este drama republicano que pareciera un túnel sin salida? En primer lugar, aprender de los otros procesos históricos que no vale la pena gastar pólvora en zamuro en discusiones bizantinas, pues desde un comienzo el dialogo solo tuvo un interlocutor interesado en garantizar la paz nacional como requisito para la convivencia ciudadana. En cambio, la oposición irresponsable, altanera e hipócrita solo se limitó a derramar su resina de odio y vomitar exigencias inaceptables desde todo punto de vista, lo cual vino a confirmar que andan mal de la chaveta porque el fascismo los enfermó de manera incurable.
Por lo pronto, no dormirse en los laureles y estar siempre atento a los acontecimientos, porque no se sabe que trae entre manos EEUU con sus falsas acusaciones contra funcionarios venezolanos. ¿Acaso será la grosera repetición del formato en Nicaragua, Panamá, Hondura, Irak, Libia o Siria y pare usted de contar? Y conste que no es primera vez que EEUU se despacha y se da el vuelto, recurriendo de esta manera al cochino expediente de acusar sin prueba, y condenar sin formula de juicio. O será que es mentira que perro que come manteca, mete la lengua en tapara.